Cada curso que comienza se presenta como oportunidad para seguir creciendo…

La maestra y el maestro que comienza una nueva etapa; el niño y la niña que acude a las escuelas; el padre y/o la madre que acompaña en el camino… Septiembre transforma los espacios y los tiempos en los que hemos estado transitando durante el verano. Una vuelta a lo cotidiano que pasa por que revisemos nuestro modo de estar en el mundo y también así, nuestro COMPROMISO con él y en él.

 

Desde el propio entorno del aula hasta aquellos otros lugares que engloban a toda la comunidad educativa, el inicio del curso escolar implica un impulso y un salto al presente; al saber ser y estar en los espacios educativos que a cada miembro de la comunidad educativa le corresponde; a adoptar en este proceso, principios y valores en los que creemos, y a trabajar para conseguir que lo que existe como proyecto se haga realidad.

 

En esta “vuelta al cole”, el encuentro en el aula entre el profesorado y el alumnado, toma una dimensión importante. El intercambio de miradas, de palabras, de gestos… o la ausencia de ellos,  pueden resultar determinantes en estos primeros días, como elementos indispensables que permiten o dificultan la apertura hacia un camino en el que ambas partes deberán transitar.

 

Darse la Bien-Venida mutuamente, aproximarse, decirse, mirarse… formar parte de un ritual del que se es protagonista y responsable y en el que se toma  un compromiso firme de avanzar en una misma dirección, hacia un mismo objetivo resulta primordial, asentando bases, estableciendo acuerdos. La energía cómplice que impulsa al “grupo”, aquella que nos impregna de esencia y de existencia…

 

Y en estas miradas, y en estos encuentros, recordar que somos diferentes, que somos únicos, que somos especiales e irrepetibles, nos hace tomar conciencia, paradójicamente, de la grandiosidad del concepto de Igualdad. Darnos cuenta de que la diferencia en cada uno, en cada una, es lo que abre paso al derecho que nos es propio y no confiar en que considerarnos de partida  con esta igualdad, es lo que nos llevará a la equidad.

 

Apostar desde el inicio, desde ese primer día de encuentro y a lo largo del camino por un modelo coeducativo, permite entender la intencionalidad de cada acción; permite incluir la perspectiva de género en ese gesto, en esa palabra, en esa mirada, integrando lo maravilloso de la diferencia, lo fantástico de avanzar hacia la igualdad efectiva y real.

 

Silvia Puerta Rubio.

alia.silvia@gmail.com

Lic. en Pedagogía. Experta en Genero.

Profesora Dpto. Didáctica y Organización Escolar. Universitat de València.

 

 

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